jueves, 10 de abril de 2014

Tus manos no hundieron el acero










Si cerramos los parpados

para que ningún dolor nos separe

y en las hileras de tu cabellera negra

nos juntamos en el secreto de la yedra,  

flor del firmamento zampoñas al viento


no  puedo explicarte porque te amo

pero podemos averiguar porque vivimos

en esos ojos también negros que me miran,

tus manos no hundieron el acero

era muy tarde para el verano

para que ellas no me tocaran 

en cada uno de tus deseos 

tenemos lo que ganamos

quisimos  doler y amamos

y a cada instante nos  inventamos


ahí, cómo nadie nos enseña donde parar

de tu boca a tu montaña

en pleno vínculo de reflujos

tus labios jóvenes y arcanos 

hechos generosamente para formar el día

con tu alma recolectada,  prudente

que hizo el amor para no perder la vida,

aunque muriera amó, perdones y ternuras






























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