Cada momento es un nuevo comienzo
donde el comienzo es un viejo relato,
pese a todo no dejé de pensar ni actuar
y me abrigué abrazado a la guitarra,
me dibujé como las líneas de Nazca
en una noche constelada y tranquila
cual náufrago melodioso del cosmos
en pampas sin lluvia ni ventisca,
ese mañana no se descuida ni empaña
por
el poder del presente
que solo puede destruir el cuerpo,
me alzaré sobre la roca para ver
a los hijos de la tierra prolongar la vida
en el secreto de sus tiendas.
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