martes, 20 de mayo de 2014

Intemporal

                                                                 


Por encima

de los recintos calados

encallados en la superficie atomizada,

hálito de la tierra y el mar

constelación de los sacrificios

montañas de videncia órfica,

en honor a la verdad

nos reanudamos, nos suspendemos,

en una mirada intemporal,

diáfana fijeza que miraba con mirar

apartado de lo mineral,

de lo vegetal, de lo animal.

El presente es todo lo que tengo

sentimiento liberador

de tanto impeler el rumbo

contra la corriente y las

esponjas de carne,

sol  insertado en la piel

con huellas eruptivas antiguas

vestida de ostras ahumadas y tiernas.

Imitar a Cristo es un anhelo longevo;

sin embargo, la instrucción espartana de hoy
sin Leónidas ni héroes

sabedora de lo que reclaman los tiempos

perpetua caída sin caer,

quien más sabe hará menos

por el semejante de los caminos

desfondados en la primera llovizna,

luego nos arreglarnos

de cualquier manera,

mezcla en tus tubos el aire

de nuestras respiraciones

midiendo los últimos tramos

de los intervalos de la disparidad,

el viento trae olor a infinito con sal,

iba a decir algo que recorría

desgarramientos y vértigos

y no se pudo colocar ni una expresión

en aquella avalancha de silencio,

vuelan escamas de óleo por el espacio

atrapado entre el ayer y el mañana,

rastros frescos de esplendoroso verdor

de donde en la edénica desnudez surge

la pacificación de los sentidos,

jubiloso y enternecedor sosiego

eternamente repetido, de la pureza

del hombre y la mujer ante la culpa. 
 



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