miércoles, 9 de julio de 2014

Mis garabatos por las dudas





Suave perfume de flor prematura

una noche de julio y sonreía

en el pedregal infinito.

Lo reconocí a la hora de la cena

en la manera de partir el pan,

es mía la ingenuidad y el agua a beber,

la manera de encontrar la comida y el beso.

El sauce de la ribera y el gesto es tuyo,

tengo el aliento resistente

saltando por encima de la noche,

cada vez menos mío que nuestro.

Guitarra ríe o llueve, pero no dejes de  sonar

acompásate con el golpe de los relojes,

es en espiral el programa,

el programador  en el centro del reflejo.

Cómo entrabas por las aberturas diminutas,

todos los días  una raya de partida y de llegada,

venías sigilosa y enmudecida,

tu rostro acude a mí , no porque lo vea,

si no porque cierro los ojos

y la imaginación exige más que los sentidos,

misterios de una playa a media luz.

El viejo mundo se apaga y el nuevo viene de ahí,

débil, suspendido en el magma frío,

rumores de tibia sombra.

Se escuchan en el silencio el acento mediador,

eres tú dulce melodía que vaga en el jardín

con tus pechos con jugo de naranjas,

contorno azucarado y feroz,

las horas maduran en ti desde hace años,

por la escalera de servicio bajan los recuerdos

pequeños gruñidos y la sorpresa,

olor a solvente y fritura,

acierto en ciertas transposiciones,

mariposas pintadas con las cerdas de la mañana

acaso la próxima será la buena,

cuídate de las palabras hermosas

de los mundos mejores creados por ellas,

la tierra prometida es de carne y hueso

chocando con mi rostro peculiar de cada día,

emparedados de descargas, lijas de acero,

estos ojos míos fijados en los tuyos,

si te vieras el corazón tus ojos sangrarían,

en las tiendas del amor con fresco perejil

y mis garabatos por las dudas.    
  

  


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