La mañana se abrió con una sonrisa
desconocedora de los apelmazados
extractos ásperos, remanente escuálido
de los labios invernales que se asientan,
que rozan mis pies como los delicados
helechos humedecidos por la garúa.
hay una vigor invisible como invencible
que nace del mismo barro y recorre
cada uno de mis átomos, moléculas,
contraviniendo toda fuerza de atracción
hasta llegar donde residen los enteros,
los dispuestos a demostrar su entereza
así tenga que correr su sangre,
por cierto hoy es domingo para todos,
para la muerte un día mas,
si te miro a los ojos y tu me miras a los míos,
veremos tu en mi y yo en ti
que hoy es una gran victoria para ambos,
y para las plantas y los planetas,
para la clave de sol,
para esa estrella fugaz en pleno día
para las insinuaciones infinitesimales
aunque no sea como está dispuesto
para los corolarios del amor,
allí no alcanza la nevada
de los ojos apagados.
Nuestro mundo respira
cada vez con menos aire
y aun que digan que por lo menos respira,
médula del aire en silencio ilusorio
el crujido de los árboles asesinados
por los tractores de avanzada,
yo no cuestiono yo deseo,
liberada voz que me enrojeces las manos,
soy yo sin prendas quien escribe,
sirve el recordar y sin embargo recuerdo,
el primogénito paisaje me anda buscando
allí donde somos algo mas que unos huesos
cubiertos por una carne sin etiqueta,
como la miel en las heridas abiertas al costado,
cuando vuelva combinado el mar abrazará la orilla
y ella no lo soltará.
Muy interesante y bello. Un saludo.
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