domingo, 7 de septiembre de 2014

Veremos tu en mi y yo en ti







La mañana se abrió con una sonrisa

desconocedora de los apelmazados 

extractos ásperos, remanente escuálido

de los labios invernales que se asientan,

que rozan mis pies como los delicados 

helechos humedecidos por la garúa. 

hay una vigor invisible como invencible

que nace del mismo barro y recorre 

cada uno de mis átomos, moléculas,

contraviniendo toda fuerza de atracción 

hasta llegar donde residen los enteros,

los dispuestos a demostrar su entereza

así tenga que correr su sangre,

por cierto hoy es domingo para todos,

para la muerte un día mas,

si te miro a los ojos y tu me miras a los míos,

veremos tu en mi y yo en ti 

que hoy es una gran victoria para ambos,

y para las plantas y los planetas,

para la clave de sol,

para esa estrella fugaz en pleno día

para las insinuaciones infinitesimales 

para las manos que quiero sentir,

aunque no sea como está dispuesto 

para los corolarios del amor,

allí no alcanza la nevada 

de los ojos apagados.

Nuestro mundo respira

cada vez con menos aire

y aun que digan que por lo menos respira,

médula del aire en silencio ilusorio 

el crujido de los árboles asesinados 

por los tractores de avanzada,

yo no cuestiono yo deseo,

liberada voz que me enrojeces las manos,

soy yo sin prendas quien escribe,

cuando sabiendo que de poco

sirve el recordar y sin embargo recuerdo,

el primogénito paisaje me anda buscando

allí donde somos algo mas que unos huesos

cubiertos por una carne sin etiqueta,

una vez mas el amor llenará grandes vacíos,

como la miel en las heridas abiertas al costado,

cuando vuelva combinado el mar abrazará la orilla

y ella no lo soltará.












  







  

 

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