lunes, 17 de noviembre de 2014

Abierta








Abierta como la mañana nebulosa,

como los pétalos de rosa,

con los brazos a la corriente

y las manos pacientes

que hablan la lengua de los hombres.

Conociendo los secretos,

que mueven las montañas

hacia aquí, donde sucedo,

resplandeciente fluctuación

de los instantes de acuarelas,

no se abate el desconcierto,

conservo la inocencia 

de la circunferencia.

Cruje, el tiempo presto, 

como la hoguera que no pasa nunca,

esmeralda faena de sumirse

en las transformaciones de la fronda,

hasta enmudecer los versos chispeantes. 

Apaciguas, musitas, sin tregua, ni distancia.

El momento viene de momentos,

con raíces y sed de lumbre,

un poco de las alturas con algunas hojas,

no es que todo se olvida,

solo se guarda y se suspira,

no porque falte ni sobre,

si no porque estás frente


sin recurrir, ni ser invocada,

¡ay! vida mía, cuando me hago prójimo

se extingue la voracidad,

y la felicidad la veo en tus dientes. 











  








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