jueves, 8 de junio de 2017

Puñado de vida



Llevo un suéter tejido con el hilo de las anécdotas
por los dedos de un artesano inca,
es gris con ribetes geométricos
como esta mañana de hielo punzocortante.

Cuando el invierno se acerca a recoger su imagen,
el sol pone entre tus manos el espectro infrarrojo,
entonces mi sangre te persigue como la tierra a un grano de paz,
como mi hambre a un puñado de vida,
eres tú la que noto, palabra opuesta a la cobardía,
tu nombre es música contra la frialdad,
oh garganta, pellizco de manzana,
eres mejor que todas las representaciones,
bonita desde la huella hasta la voluntad,
tus palmas transfiguradas comparten el trigo gratinado, 
entre la boca y el corazón una rendija 
libera las voces, toda la naturaleza sonríe,
soy un instante la forma de tus labios,
ellos también son sangre que respiro hasta las venas,
encendido como los cirios del altar de la mañana,
me enseñas el camino al núcleo del universo,
mastico ese pedazo que no concluye,
entre guijarro y sombra aguaymanto,
no soy de la tierra o del mar, cuando me reconozco tuyo.






 
 
   


 
 




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