domingo, 29 de octubre de 2017

La vida, oh, la vida


La vida, oh, la vida,
este recipiente diminuto e interminable
que se engulle toda la luz de repente
para cambiarle la piel al agua,
para que la nada quede fuera,
¿acaso la vida es el origen
de las vacilaciones inacabables,
acaso mi exigua existencia
es incompatible con tu abundancia?

Que próximos están algunos muertos,
no pretendas que muera por ti,
menos ahora que aprendo a respirar
el vapor que emanan mis entrañas,
sobrevivo a todos los preparativos,
hay algo en mi que no es la mano
que resiste y se rehúsa
que cambia los golpes en poesía y viceversa,
hay algo en mi que no es la boca
presto en entregar y también recibe,
moro en la sucesión de palabras que pienso,
tengo sed de tu talle,
aún así, como duelen tus ojos
le dijo el amor a la primera vista
cuando recibía el relámpago
de unos lisianthus amarillos,
alguien me culpa de ser esperanza
por mi nariz inconveniente,
me sé el inusual dardo de olor silvestre
empeñado en el sabor del universo,
ese contorno atractivo
como el viento de fines de octubre
sobre el tren apretado del crepúsculo,
la vida no rima sólo articula el destino,
por eso te amo, oh vida, por eso te amo.




                                                Imagen tomada de la red












 

 

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